26 noviembre, 2024
“Lo que terminó sucediendo es que se confirmó lo que decían las empresas de opinión pública: que el Frente Amplio superaba a la coalición republicana”, explicó Victoria Gadea, politóloga y docente. Además, enfatizó que algunos miembros de la coalición republicana esperaban revertir el resultado en la última semana, pero el desenlace siguió la línea marcada en octubre.
Por su parte, Eduardo Bottinelli, sociólogo y director de Factum, destacó que, aunque la diferencia fue de cuatro puntos, se trató de una elección competitiva. “Los estudios previos daban la idea de que la candidatura de Álvaro Delgado iba a perder votos respecto a la suma de los partidos de la coalición en octubre. Y, consecuentemente, el candidato del Frente Amplio, Yamandú Orsi, iba a votar mejor”, señaló y añadió que hubo un segmento del electorado que, tras votar en blanco en la primera vuelta, se inclinó por Orsi en este escenario binario.
Elina Gómez, socióloga e investigadora de la Unidad de Métodos y Acceso a Datos, aportó una visión metodológica basada en un análisis cualitativo masivo de perfiles poblacionales, donde se observó que el debate presidencial jugó un rol más estético que sustancial. La mayoría evaluó el debate desde la puesta en escena y la oratoria, no desde las propuestas, dijo y recalcó que este interés por cómo se presentaban los candidatos fue muy marcado. Además, Gómez destacó el despliegue territorial del Frente Amplio como un reflejo de su estrategia política y digital, lo cual repercutió en el resultado.
Los analistas coincidieron en que factores como el contacto directo con el electorado y las estrategias territoriales fueron determinantes. Según Gadea, “la evidencia muestra que el cara a cara es lo que más influencia tiene en la decisión del votante”. Por su parte, Bottinelli enfatizó que el descenso del voto en blanco y anulado respecto a la primera vuelta muestra que el electorado mantuvo una alta participación pese a la obligatoriedad del voto.