Jorge Díaz fue juez del Crimen Organizado y, más tarde, Fiscal de Corte, cargo para el que fue designado por unanimidad en el Parlamento. Luego, pasó al ejercicio privado de la abogacía, asumiendo el rol de defensor. Durante su gestión en la Fiscalía, se generaron sectores a favor y en contra de su actuación, y mantuvo enfrentamientos con los gremios del sistema judicial. Antes de su incorporación al nuevo gobierno como prosecretario de la Presidencia, la Coalición Republicana ya lo tenía en la mira. Ahora, se le atribuye haber influido en el nombramiento de ministros y en la concentración de las políticas de seguridad.

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